El martes fue un día de luto en La Paz, decir que sólo la El Alto lloró la partida del Padre Sebastian Obermaier es negar la realidad.
Los informes policiales indicaban inicialmente que el padre, de origen alemán, había fallecido a las 6 de la mañana sentado en su cama con su piel más blanca de lo normal y con sus ojos celestes cerrados. Un paro cardiaco le impidió continuar realizando la labor que desde hace 38 años realizaba en la ciudad más joven de Bolivia.
Obermaier falleció a los 81 años, pero su edad nunca fue un impedimento para velar por el porvenir de El Alto. La mayoría de las personas lo recuerdan por las obras que dejó en esa ciudad como la construcción del canal «Virgen de Copacabana», la «Casa del Niño» o las parroquias en todo lo ancho de la planicie alteña, pero se olvidan de lo más importante, su carisma, su energía inevitable y su amor.
A pesar de la tristeza que genera la pérdida del «Padre de El Alto», dspedirlo con el cariño que él siempre emitía era una necesidad los alteños y así se hizo.
Dos días después de su partida se realizó su despedida. Jueves, 4 de mayo de 2016, fue el día designado, para darle el último adiós. Se lo realizó en una de las obras que él mismo construyó. La Parroquia Cuerpo de Cristo de Villa Adela fue el lugar elegido para cumplir la última petición de Obermaier, que su última morada sea El Alto.
Sollozos en la multitud, pañuelos en el aire y un regocijo colectivo fue el contexto en el cual partía el Padre Obermaier. Personalidades nacionales estuvieron en el acto, pero fue su pueblo quien llenó el lugar para darle una despedida. Uno de las 71 templos que construyó es ahora su eterna morada.
El «Arquitecto de El Alto» dejó de estar en cuerpo entre los alteños para formar parte del corazón de cada uno de ellos.
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