Una niña de tan solo cuatro años de edad tiene una enorme responsabilidad cuidar más de cuatrocientas cabezas de ganado camélido, enferma con diarrea hace dos semanas, se levanta muy temprano como todos los del campo.
Su jornada inicia a las 5:00 am, en medio de un clima que no perdona – 8°C bajo cero y el invierno apenas ingresa a su peor helada en Potosí, prepara su desayuno y algo para merendar más tarde, emprende su labor a las 6:30am. Y sale a pasear llamas, pues a su corta edad debe recorrer varios kilómetros día a día, a las 17:00pm. cuando el sol apuesta por esconderse de nuevo la infante debe regresar a su estancia con su familia, ahí la espera su madrastra quien ha enfermado, junto a sus dos hermanitas, esperanzada en descansar y comer, pero no tienen alimentos ni agua para calmar su sed menos para lavarse, así termina su jornada en esta cuarentena.
Familias que fueron contratadas para el cuidado de camélidos están pasado los peores momentos de su vida por esta pandemia del Covid-19 y las restricciones en nuestro país, los dueños de los más de 400 ganados vive en Uyuni y son profesionales, dejaron a su suerte a sus pastores de llamas, puede ser que no lograron llevarles alimentos por las restricciones de esta cuarentena o simplemente son insensibles y se olvidaron.
Un medio de comunicación radial,Uyuni Andina, de la región, quien hizo conocer esta historia historia no sólo alertó sino también ayudó, con víveres para esta familia que hoy viven momentos de escasez
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