La ciudad de El Alto de hoy es la mayor expresión de éxito del mundo aymara, admirado por sus sentidos de lucha revolucionaria y por sus diálogos complejos con el mundo global neoliberal. Desde la cotidianidad los alteños aprendieron a convivir con otros, asimilar las contradicciones y aplicar las lógicas del capitalismo en sentido propio.
Para el alteño de pie, estos momentos son de satisfacción, de oportunidades, de retos para mirarse y admirarse, que es posible crear nuestro propio sueño sudamericano. En ese contexto, El Alto se muestra ante el mundo, con un rostro nuevo, con gente luchadora, emprendedora que ha tomado la decisión de autoconstruir su propia ciudad.
Es ahí, que nos encontramos con Freddy Mamani Silvestre (el arquitecto que empezó a diseñar edificios con elementos tiwanakutas), el depositario de confianza de ese centenar de emprendedores alteños que buscan, en última instancia, acumular la mayor cantidad de capital simbólico, para quedar en perpetua memoria, frente a sus pares más cercanos.
Para Mamani, constructor de siempre, trabajador empedernido que nunca repite la misma obra, cada casa, expresa un lenguaje, un sentimiento, una memoria, plasmado en las líneas, en los trazos, en los colores y en las aspiraciones de vivir como otros qamiris del mundo.
Recuerda Freddy, que en plena crisis neoliberal, comenzó con su primera obra. Las jornada de rebelión de Octubre de 2003, fue inspirador para Mamani, pues ahí comprendió que los aymaras necesitaban mostrarse, exhibirse que se podía tener la misma casa que hay en la zona sur y en la grandes ciudades del mundo, que urgía la necesidad de cambiar la imagen del aymara pobre, por un aymara diferente.
Desde el 2005, Freddy ha logrado construir más de 100 edificios en El Alto y otras regiones, donde viven los aymaras. En un promedio de casi 10 construcciones por año. El mismo calcula que por cada obra trabajada hay unas 3 a 4 replicas que han sido construidas. Si bien le molesta la copia, no deja de valorar, que cada obra responde a una construcción colectiva, hecha con el cliente y sus maestros. Por eso mismo, su estilo de trabajo responde a una lógica de comunidad,
Hoy Freddy Mamani Silvestre es reconocido, de manera no oficial, como el referente de la Nueva Arquitectura Andina a nivel Nacional e internacional. Ese simple hecho, ha provocado debates duros y apasionados en las aulas de la Academia y en diversos Festivales Internacionales de Diseño y Arquitectura en Argentina, Perú, Chile, Costa Rica y Estados Unidos.
https://www.youtube.com/watch?v=mQoDNiN_UCU
Entre finales del 2014 y el 2016, y mas con la presentación del libro: La Arquitectura Andina de Freddy Mamani Silvestre, medios internacionales como: Univisión, CNN, BBC, Telesur, Associated Press, Al Jaazera, Deutsche Welle, El País, Radio y Televisión Pública Sueca, Washington Post, New York Times, Financial Times, New Yorker Magazine, La Revista Valor y otros medios latinoamericanos y nacionales, han recorrido por las calles de El Alto, en busca de tan fascinante historia.
A la par se ha escritos tesis, nuevos libros, revistas especializadas de arte, diseño, arquitectura y turismo. Sus casas se han transformado en escenarios para el registro de fotos artísticas que se exponen en Europa, videos musicales de famosos artistas internacionales, programas de televisión y han inspirado la creación de comics, postales, ropa y ofertas de recorridos turísticos por El Alto.
Los medios masivos y las redes sociales cuentan la historia de Freddy Mamani, que algo original está pasando en El Alto, la ciudad vecina de La Paz, sede de Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Por lo pronto, se sigue manteniendo el interés del mundo por conocer el ajayu (espíritu) de Freddy, caminar por su arquitectura y comprender la emergencia del pueblo aymara en Bolivia.
El legado de la familia Mamani, es el reflejo de miles de emprendedores aymaras que radican en El Alto, que encuentran en las manos de Freddy Mamani Silvestre la posibilidad de re-crear la belleza cotidiana de la mujer aymara, que luce en la fiestas patronales, coloridos aguayos, mantas y polleras.
Hoy los aymaras bolivianos, que viven en El Alto, se exhiben ante el mundo, con todo su poder económico, inspiradas en la femineidad de sus parejas de vida y en el momento político. Las obras de Mamani, han posicionado a El Alto, y en consecuencia a Bolivia como un territorio digno de conocer. Esto es un hecho nuevo en los 32 años de vida como ciudad de El Alto.
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