Se estima que en Bolivia, alrededor de 2,1 millones de personas no cuentan con los servicios de agua, según el documento “La Agenda Gubernamental del Agua”, realizado por el investigador Óscar Campanini.
«El estudio refleja el déficit de agua que se tiene en Bolivia, una gran parte del mismo se encuentra en las áreas rurales, donde las formas de abastecimiento de agua son más complejas y costosas», destacó.
También detalló que buena parte de este déficit proviene de centros urbanos, para ser más exactos de las zonas periurbanas. «Entonces mientras más grande sea la ciudad, esta va a concentrar un mayor déficit en cobertura de agua potable», dijo.
Agregó también que el programa “Mi Agua”, que es uno de los más importantes dentro de lo que significa el líquido elemento y saneamiento ha llevado una importante cantidad de recursos al sector, pero hasta la fecha no existen evaluaciones públicas sobre el desempeño de estos proyectos.
«Ahora recién con la crisis y racionamiento la población entendió que el tener un tubo y un grifo no garantiza ese derecho humano al agua, sino que se debe tener la cantidad y calidad suficiente de la misma para poder satisfacer las necesidades del hogar».
En América Latina más de 40 millones de personas de comunidades rurales y periurbanas intentan resolver el déficit de servicios de agua y saneamiento a través de la gestión comunitaria y democrática del agua.
En la región existen más de 80.000 Organizaciones Comunitarias de Servicios de Agua y Saneamiento (OCSAS), fundadas para gestionar el acceso al agua. Estudios del Programa de Agua y Saneamiento, adscrito al Banco Mundial, aseguraron que este tipo de gestión tiene el potencial de cubrir al menos a otras 18 millones de personas más si contaran con el apoyo y reconocimiento de la sociedad civil, los gobiernos y las empresas privadas.
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