Las protestas, aunque pacíficas, encendieron una alerta política y social a pocos días del anuncio oficial de los resultados. En todas las movilizaciones resonó una consigna común: “¡Auditoría, auditoría!”.
Las calles se llenan de jóvenes indignados
En La Paz, cerca de medio centenar de jóvenes marcharon desde la plaza San Francisco hasta el edificio del TSE, portando la tricolor nacional y carteles con mensajes de rechazo al resultado.
“Estamos defendiendo nuestro voto. No es posible que nos hayan engañado de esa manera”, gritó una manifestante frente al cerco policial que resguardaba el lugar.
En Santa Cruz de la Sierra, cientos de personas se concentraron en la rotonda del Cristo Redentor, uno de los puntos emblemáticos de movilización ciudadana. Desde allí, exigieron “una auditoría completa e independiente” para garantizar la legitimidad del proceso electoral. Aunque la protesta se desarrolló sin enfrentamientos, el reclamo fue contundente.
En Potosí, los manifestantes se dirigieron hacia el edificio del Tribunal Electoral Departamental (TED), gritando “¡fraude, fraude!” y exigiendo transparencia.
Mientras tanto, en Sucre, la noche del domingo, jóvenes autoconvocados se concentraron en la plaza 25 de Mayo y posteriormente intentaron llegar hasta el centro de monitoreo del conteo de votos. La Policía dispersó el grupo y las movilizaciones continuaron este lunes.

El TSE niega cualquier posibilidad de fraude
Ante el creciente descontento ciudadano, el presidente interino del Tribunal Supremo Electoral, Óscar Hassenteufel, ofreció una conferencia de prensa en la que negó rotundamente la existencia de irregularidades y defendió la transparencia del proceso.
“En el sentir del TSE, ya la palabra fraude debería ser desterrada de Bolivia. No existe esa posibilidad y no ha existido la menor posibilidad de que se realice una modificación en las actas o un cambio que pueda alterar la verdad”, afirmó Hassenteufel.
El TSE ratificó además que los resultados difundidos por el Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre) son consistentes con las actas verificadas y que cualquier reclamo debe presentarse por las vías legales establecidas.
Redes sociales y desconfianza
Las movilizaciones fueron impulsadas principalmente desde plataformas digitales y redes sociales, donde desde el domingo circulan videos, capturas de pantalla y publicaciones que cuestionan el conteo de votos.
En varios grupos de Facebook y TikTok se viralizaron mensajes que acusaban al TSE de “manipulación digital” y “actas alteradas”, aunque ninguna de esas denuncias ha sido verificada oficialmente.
El ambiente recuerda, en menor escala, las tensiones postelectorales de 2019, cuando la desconfianza en el sistema electoral desencadenó una crisis política nacional. Esta vez, sin embargo, las movilizaciones se presentan de manera más fragmentada, sin liderazgo visible y con una narrativa que mezcla indignación juvenil, desinformación y reclamos legítimos de transparencia.
Un clima postelectoral en tensión
Mientras el TSE prepara la publicación del cómputo oficial final, Bolivia atraviesa un momento de expectativa y desconfianza.
Rodrigo Paz, presidente electo, aún no se ha pronunciado sobre las protestas. Su equipo de transición adelantó que “respetará el trabajo del Órgano Electoral”, pero pidió a los manifestantes mantener la calma.
Por ahora, el país observa con atención cómo la victoria del PDC se enfrenta a su primera prueba política: la legitimidad ante la calle.
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