Una mirada al pasado para entender el presente. Desde finales de marzo de este año, cientos de personas pasaban la noche frente al Banco Central de Bolivia (BCB) para comprar dólares al cambio oficial, fijado desde 2011, frente a los rumores de una repentina escasez del billete verde. Para evitar mayor caos, el BVC propuso un sistema para comprar la divisa por Internet logrando desaparecer a la multitud frente a sus oficinas, pero no el problema de fondo.
En Bolivia hay una creciente preocupación por la fragilidad económica del país, un cambio radical para un lugar que, durante más de una década, experimentó lo que muchos llamaron un «milagro económico» gracias a un fuerte crecimiento sostenido, exportaciones de hidrocarburos récord, una inflación envidiada por sus vecinos, un tipo de cambio fijo y gasolina subvencionada.
La inflación anual de Bolivia, del 2,5% anual en marzo, viene cediendo desde el año pasado cuando superó el 3%. El Gobierno aún insiste en que Bolivia crecerá un 4,8% del PIB este año, pese al contraste con la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de un 1,8%.
«Volveré a defraudar las proyecciones internacionales», bromeó el presidente izquierdista Luis Arce, quien fue ministro de Economía entre 2006 a 2017, durante el período de bonanza de Bolivia con la presidencia de Evo Morales.
¿Por qué no hay dólares?
Bolivia, un tradicional exportador de gas natural en la región, disfrutó de la bonanza económica en la última década gracias a los altos precios de las materias primas. El país sudamericano exporta minerales y productos agrícolas, incluida la soja, y recientemente vivió un aumento de las ventas de oro en el extranjero.
Tras la llegada de Evo Morales al poder en 2006, el primer presidente indígena, el gobierno nacionalizó la industria de hidrocarburos y Morales utilizó el enorme flujo de dinero para reducir la pobreza, ampliar la clase media y construir carreteras. Pero, según detractores de ese gobierno que se extendió hasta 2019, la bonanza estuvo acompañada de derroche y corrupción.
Los ingresos de Bolivia se triplicaron, aunque el país descuidó su principal producto estrella: la industria de hidrocarburos se estancó por falta de inversión y el país pasó de exportador a importador de hidrocarburos en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística.
El auge de los precios de las materias primas terminó en 2014 y Bolivia comenzó a comerse sus ahorros, una situación que empeoró tras la pandemia y dejó al país casi sin reservas. “A partir del 2014 y 2015 caen de manera significativa los ingresos de las exportaciones porque los precios de las materias primas, gas, minerales y soja también bajan significativamente y hacen que el país reduzca el total de sus exportaciones a 8.700 millones de dólares”, comentó a France 24 Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica de Bolivia.
Según el economista, tras esto “no se hace un ajuste de gastos e ingresos, en ese momento el gobierno sigue gastando como si no hubiese habido choque externo. Resulta que utilizamos deuda interna, deuda externa y pérdida de reservas internacionales para justamente atenuar el choque externo”.
El experto asegura que, durante el gobierno de Evo Morales, se utilizaron unos 8.600 millones de dólares de las reservas, situación que siguieron los gobiernos de Jeanine Añez y Luis Arce con otros 3.000 millones de dólares.
“Unos 11.000 millones de dólares se han gastado en las reservas internacionales hasta finales de 2022, el gobierno muestra los datos y estaban sumamente bajos. A febrero de 2023 ya no se da información, pero se sabe que las reservas estarían en torno a 3.000 millones de dólares”, comentó el experto.
Según el profesor de economía, el principal impacto inmediato es una caída de las expectativas internacionales en torno a la economía y la creación de un mercado paralelo de divisas en Bolivia.
“A partir del problema de divisas, comienzan a aparecer problemas que ya se venían observando hace tiempo. Bajan los indicadores internacionales para el caso boliviano. Al haber pocos dólares, se retrasan las importaciones, se hacen más lentas, más caras, se genera por primera vez una especie de mercado paralelo. Va mostrando que detrás de esta escasez de divisas lo que teníamos eran series problemas fiscales, reducción del tamaño del sector exportador de hidrocarburos”, agregó.
Pese a esto, el Gobierno se muestra optimista en poder compensar parte del déficit con el crecimiento de la minería del oro, aunque el sector genera pocos ingresos al Estado: 75 millones de dólares de un total de 3.000 millones de dólares en exportaciones de oro el año pasado.
France 24
Con AP
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