sábado, septiembre 6

El vocablo ballottage, de origen francés, significa según el Diccionario de la Lengua Española (DLE): “(‘) segunda votación que se lleva a cabo entre los dos candidatos más votados en la primera, cuando ninguno ha obtenido la mayoría requerida.”

Muchos creen que se trata del primer balotaje en la historia de Bolivia, pero no es así. Ya que el texto constitucional republicano de 2005 previa más de un balotaje congresal en el Art. 90 disponiendo que:

I. Si en las elecciones generales ninguna de las fórmulas para Presidente y Vicepresidente de la República obtuviera la mayoría absoluta de sufragios válidos, el Congreso elegirá por mayoría absoluta de votos válidos, en votación oral y nominal, entre las dos fórmulas que hubieran obtenido el mayor número de sufragios válidos.

II. En caso de empate, se repetirá la votación por dos veces consecutivas, en forma oral y nominal. De persistir el empate, se proclamará Presidente y Vicepresidente a los candidatos que hubieran logrado la mayoría simple de sufragios válidos en la elección general.

III. La elección y el cómputo se harán en sesión pública y permanente por razón de tiempo y materia.”

En efecto, para las elecciones generales de 1989 fue una manera democrático-representativa de resolver el histórico “empate” de aquella vez.

No faltará quien sostenga que la forma actual de balotaje es “mejor” o “más directa”, porque sea el propio ciudadano habilitado quien vuelve a sufragar y no los asambleístas. Sin embargo, el sistema del balotaje congresal no era menos legítimo por el hecho de que la definición recayera en los parlamentarios, pues éstos, en rigor, votaban, por alguna de las fórmulas presidenciales, en representación de millones de electores. Se trata, en esencia, de un mecanismo análogo al que desde hace siglos funciona en los Estados Unidos mediante el sistema de colegios electorales.

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