Hace pocos días tuvo lugar la primera vuelta electoral en Bolivia. Rodrigo Paz se impuso de manera inesperada, cuadruplicando las intenciones de voto a su favor que mostraban las encuestas previas.
Si bien siempre es una buena noticia que pierda la izquierda y, en el caso puntual de Bolivia, que, tras veinte años en el poder, el MAS dejará finalmente la presidencia, más allá del saldo que deja de crisis institucional, corrupción y deterioro económico, estas elecciones dejan varias preocupaciones e inquietudes que vale la pena destacar
He aquí un pequeño listado de las cosas que en lo personal más me preocupan (obviamente, hay muchas más):
- Cuando Rodrigo Paz Pereira, el candidato más votado, fue alcalde de Tarija, entre 2015 y 2020, tuvo un desempeño sospechado de corrupción. De hecho, fue imputado por la Fiscalía Departamental de Tarija. Por otro lado, gobernó en alianza con Evo Morales y el MÁS.
- En 2016 hizo, de hecho, campaña por el “SÍ” a la reelección indefinida del Morales.
- En tercer lugar, Paz Pereira es conocido por carecer de un plan económico, algo sumamente importante en este momento, en el que Bolivia necesita salir de la crítica situación en la que se encuentra. Durante la campaña, ha repetido que quería un “capitalismo para todos” sin adentrarse en el significado de esta consigna ni en qué medidas concretas adoptará en caso de ser elegido finalmente presidente.
- Analistas admiten que de ganar Paz habrá una “transición moderada”, lo cual en criollo significa que no va a cambiar nada.
- Por otro lado, si pese a todo lo anterior Rodrigo Paz les parece un buen candidato, miren por favor a quien lleva como candidato a la vicepresidencia. No he visto en mucho tiempo un político que me recordase tanto a Hugo Chavéz como el “Capitán” Lara.
- Finalmente, un análisis riguroso u objetivo de las elecciones presidenciales bolivianas debe necesariamente computar el porcentaje de votos anulados como votos en favor de Evo Morales, con lo cual el expresidente habría superado a Samuel Doria Medica, quien en los papeles quedó tercero en la contienda electoral.
Por las razones expuestas, creo que -aunque los pronósticos no vayan en esa línea- lo mejor para Bolivia es que Tuto Quiroga se imponga en la segunda vuelta electoral y que, si eso pasa, gobierne con menor tibieza de la que a priori se esperaría de alguien ideológicamente más cercano a socialdemócratas como Macri, Piñera y otros, que a candidatos liberales de pura cepa.
En el caso contrario, la inestabilidad política y económica que se vive en estos días en Bolivia probablemente siga extendiéndose por más tiempo y así es más posible que la izquierda regrese a la Casa Grande del Pueblo al terminar el próximo período presidencial.
Hasta entonces, lo único claro es que quienes tienen patrimonio deben seguir protegiéndolo con la misma disciplina que mostraron desde la implementación del nefasto Impuesto a las Grandes Fortunas.
No puedo terminar esta breve columna sin expresar mi preocupación de que, en el caso de que la fórmula Paz-Lara se imponga en el balotaje, la izquierda termine no en el gobierno, pero si en el poder. Como bien saben ustedes, no siempre el poder se mide en cargos o bancas.