Por Luis Flores
Todo empezó como un sueño del grupo musical K’alaqaya. En mayo de 2001, el conjunto folklórico lo hizo realidad y abrió las puertas de su “casa de artistas” en Villa Dolores (El Alto). La idea se gestó en 1997, cuando estaban en busca de un refugio “donde se pueda respirar arte”, cuenta Marco Ancasi, uno de los miembros fundadores del centro cultural. Este 2021, el refugio de centenares de artistas de la música, teatro, grafiti, pintura y danza celebra dos décadas de vida.
“Tener un espacio propio donde podamos respirar música era nuestro primer anhelo. Luego vimos que podíamos acoger a otros amigos, amigas, a gente que quería hacer su arte y no tenía dónde. Más adelante, en 2003, la Guerra del Gas cambió nuestra lógica del arte. Nos dimos cuenta de que no solo somos artistas, sino que a través de nuestro arte podemos transformar la vida en nuestra ciudad”, apunta Ancasi.
La celebración estará abierta a todo público y se realizará el 28, 29 y 30 de abril, en centro cultural, ubicado en la avenida Constantino D. Medina, entre calles 8 y 9 de Villa Dolores, El Alto.
El Centro Cultural Ayllu K’alaqaya desde su fundación se administró de manera independiente, con recursos propios y “mucho pulmón”. “No vamos a sacar plata de esto. Nada. Hasta ahora nunca hemos ganado nada. Si pensamos vivir de esto estamos perdidos, estamos en el lugar equivocado, dijimos”.
Identidad
El nombre del centro surgió en un viaje a Tiwanaku, donde se propusieron buscar algo que los identifique. Al ver las ruinas de esta milenaria cultura les nació la idea de conjugar dos voces aymaras: “k’ala” que es piedra y “laqaya”, ruinas. “Como estas ruinas de piedra vamos a seguir parados pase lo que pase, con nuestra cultura”.
Los inicios del ayllu se remontan a 1997. Ese año, la religiosa alemana Úrsula Knauer conoció al grupo en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en Villa Dolores. Mauricio Peñaranda, Miguel Quezada, Waldo Hilario, Carlos Patzi y Marco Ancasi integraban aquel grupo que musicalizaba la misa dominical y que, con el apoyo de la religiosa, un año después llevó su música por colegios, iglesias y otros en Bélgica, Francia, Suiza y Austria, con el fin de recaudar dinero para el sueño de un espacio propio.
Una agenda comprometida con el pueblo
Antes de la pandemia, el centro ofrecía regularmente talleres de guitarra, charango, canto, aerófonos andinos, grafiti, pintura y otros, conciertos de grupos musicales bolivianos, guitarreadas y participaban en la Entrada Folklórica de Villa Dolores (cada año con una danza diferente).
“Varios jóvenes que pasaron por la casa ahora son parte de grandes grupos musicales o grandes pintores. Hemos influido un poco en ellos y ahora ellos vuelan con sus propias alas. Eso nos pone contentos”, comenta el también vocalista del grupo K’alaqaya.
En 2004, el centro cultural organizó un festival para pedir justicia para las víctimas de las masacres de 2003. “Hemos ido a las cárceles, a las plazas, a todos los lugares que pudimos para hacernos escuchar. Acompañamos a las víctimas, pasamos una Navidad juntos. Todo eso nos motivó a formar una conciencia crítica”.
“A lo largo de los años, no nos hemos apartado del camino de la solidaridad. En el conflicto de 2019, también hemos estado con nuestros hermanos de Senkata. En la pandemia hicimos campañas para conseguir medicamentos. Todo eso es parte de lo que es K’alaqaya”. El centro cultural es parte del Tejido de Cultura Viva Comunitaria, con quienes se trabaja de la mano en diferentes actividades.
Como grupo musical, K’alaqaya cuenta con más de una veintena de composiciones y aportó al rescate de la música autóctona. Entre sus canciones están la morenada “Octubre de El Alto” (sobre la Guerra del Gas) y “Manuel” (que narra la vida de un niño alteño de la calle). Actualmente, también trabajan en la composición de canciones para niños en aymara.
Para más información sobre el centro cultural visita: www.facebook.com/kalaqaya o llama al: 73213391. “Si tienes un proyecto artístico, quieres dar clases, ensayar música, la casa está para eso. Tenemos un techo, les abrimos las puertas y los cobijamos”, invita Ancasi.
Programa: Celebración de dos décadas
28 de abril: encuentro de tres elencos de teatro (Teatro del Quijote, Tabla roja, y Los anónimos), conversatorio sobre el teatro presencial y la cuarentena, música en vivo.
29 de abril: encuentro de tres elencos de danza (Taller de Danzas Identidad Bolivia, Escuela de Danzas Tradicionales en mi Bolivia, Tradición Chaqueña, Academia de Danzas Así Baila Bolivia), conversatorio sobre la protección del patrimonio del baile boliviano.
30 de abril: encuentro musical y velada artística con danza y teatro, música en vivo de Jacha Thunupa y K’alaqaya.
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