La Paz, Bolivia. La UPB logró el segundo puesto en el “Proyecto Zócalo”, un concurso arquitectónico que intenta reconfigurar un espacio público con gran potencial urbano para el desarrollo del barrio San Antonio, en Sucre. El área se encontraba abandonada y sin uso, una situación que afectaba a toda el área en su conjunto.
Los tres estudiantes que se encuentran detrás de esta propuesta son Nayeli Chambilla Tapia, Rommel Castillo Molina y Abigail Silva Choque. El proyecto tiene un enfoque regenerativo con un fuerte impacto urbano, priorizando la transformación del sector de un espacio de tránsito a un lugar de estancia, donde tanto quienes lo utilizan a diario como la población en general encuentren condiciones adecuadas para permanecer y desarrollar actividades.
“Nuestros estudiantes de arquitectura son formados con fuertes componentes teóricos que les proporcionan una gama de herramientas y conocimientos. Sin embrago el objetivo principal de su enseñanza es la parte práctica, es el aprender-haciendo”, comentó Tommy Pozo Vila, Decano de la Facultad de Ingenierías y Arquitectura.
El proyecto busca aprovechar las cualidades naturales del lugar, potenciando sus visuales y preservando la vegetación nativa para mejorar la experiencia espacial y ambiental. Por último, el proyecto promueve la activación de áreas en desuso, como la cancha de futsal abandonada y las calles superiores, con el objetivo de convertirlas en espacios funcionales y de encuentro para la comunidad.
“El lanzamiento de la convocatoria se presentó a nosotros a través de las redes sociales. Decidimos asumir este desafío a pesar de la incertidumbre inicial, porque vimos en él una gran oportunidad para medir nuestras habilidades, crecer profesionalmente y adquirir experiencia. Desde el principio, tuvimos el deseo de afrontar nuevos retos y demostrar nuestras capacidades tanto a nivel individual como en equipo”, comentó Rommel Castillo, uno de los tres estudiantes a cargo del proyecto.
A través de un análisis del sitio, se identificaron el comportamiento de los transeúntes, las oportunidades y la realidad del lugar, lo que permitió reconocer el gran potencial de la ubicación, a pesar del actual estado de deterioro. Se trata de un área de tránsito frecuente debido a la presencia de una parada de transporte con destino al aeropuerto, donde los pasajeros deben esperar en un entorno seco, con escasa sombra y sin equipamientos básicos en un radio de al menos 10 minutos a pie. Además, la topografía accidentada del sector, con un desnivel de 10 a 15 metros marcado por un talud de gaviones, genera una desconexión entre distintas áreas.
“Como un grupo pequeño con la intención de formar un estudio en el futuro, consideramos que este concurso era la oportunidad perfecta para poner a prueba nuestras destrezas en un proyecto de carácter transversal, en un contexto desconocido, con una escala mediana y un alto impacto urbano. Participar nos permitió fortalecer nuestra experiencia en intervenciones arquitectónicas y urbanas, consolidando nuestro aprendizaje y visión profesional”, declaró por su parte Nayeli Chambilla.
Fue fundamental el apoyo del Arq. Juan Ramón Rivera, quien adaptó el contenido de su materia de urbanismo para que el equipo pudiera trabajar en el proyecto durante las clases. Además, la participación en el concurso requería al menos un arquitecto titulado, por lo que su inclusión en el grupo fue primordial. Por otro lado, la jefa de carrera, Arq. Sofia del Castillo, gestionó el respaldo de la universidad, asegurando que el equipo pudiera asistir a la premiación en Sucre.
“Obtener el segundo lugar en este concurso internacional ha sido un gran impulso para nosotros. Más allá del reconocimiento obtenido, consideramos que este logro es una forma de agradecer a nuestros docentes y a nuestras familias por el apoyo que nos han brindado a lo largo de nuestra formación, no solo como profesionales, sino también como personas. Además, refleja la enseñanza recibida de nuestros docentes y cómo hemos podido aplicarla en este proyecto”, comentó Abigail Silva.
“La eventual realización del diseño depende de la necesidad de conectar e integrar áreas que se encuentran separadas, transformando un espacio de tránsito en zonas de permanencia y estancia. La topografía del lugar, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en una gran oportunidad para fomentar un uso flexible del espacio, combinando circulación y permanencia”, concluyó la jefa de Carrera Arq. Sofía Del Castillo.

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