Pero además decomisaron ocho piezas molares y garras de jaguar, además de tres cueros curtidos de este felino; garras de pejichi (especie de armadillo en peligro de extinción), cornamentas de siervo de pantano, abrigos de piel y estatuillas de marfil.
Según la funcionaria de la gobernación cruceña, cada colmillo puede llegar a costar entre 300 y 800 dólares, pero en China el precio se puede multiplicarse por diez. Todo lo encontrado fue valuado en aproximadamente 1 millón de dólares.
Las autoridades habrían iniciado la investigación hace dos meses y finalizó este sábado con la aprehensión y posterior detención preventiva de dos ciudadanos chinos identificados como, Li Ming y su pareja Yin Lan, ambos fueron imputados por el delito de destrucción o deterioro de bienes del Estado o la riqueza nacional.
La pareja de asiáticos vive en el país hace 10 años, sin embargo, no hablan español.
El abogado defensor de los súbditos de origen chino, nacionalizados, Boris Villegas, se limitó a indicar que algunas de las prendas que fueron secuestradas durante el allanamiento a la casa de la zona de La Ramada se podían encontrar en algunas de las boutiques de la ciudad. Finalmente pidió medidas sustitutivas para sus defendidos, aunque no pudo acreditar trabajo, familia ni domicilio de la pareja.
China se pronuncia por tráfico de colmillos
La representación diplomática de China en Bolivia, mediante un comunicado, expresó su repudio contra las “acciones de tráfico de colmillos de felinos que realizaron ciudadanos nacionalizados bolivianos, de origen chino”.
En el comunicado, la Embajada China en Bolivia señala que los aprehendidos tienen pasaporte boliviano y que el país asiático no reconoce la doble nacionalidad por lo que “deben ser juzgados bajo leyes bolivianas”.
El tráfico de colmillos de jaguar es un negocio ilegal y lucrativo, que se ha convertido en el nuevo enemigo mortal de este animal, cuyo hábitat son los bosques de la región chaqueña, en las tierras bajas y en la Amazonía del norte de Bolivia, lugares históricos donde los jaguares lucharon por su existencia.
La caza ilegal del jaguar y de cualquier otro animal silvestre, se sanciona con cárcel de hasta seis años, aun así, muchos lo hacen. A quienes son tentados a lucrar de esta forma no les interesan las leyes y tampoco que este animal se encuentre dentro de la categoría de Vulnerable, según El libro rojo de la fauna silvestre de los vertebrados de Bolivia.
La ruta del mercado ilegal
La página digital Mongabay estableció a través de investigación estableció que él tráfico de colmillos de jaguar tiene su epicentro en Trinidad, la capital del departamento del Beni, y se expande al Sena, en el departamento de Pando.
Entre el 2013 y el 2016, autoridades bolivianas incautaron un total de 380 colmillos, que significó la muerte de 95 jaguares. Esta operación sirvió para conocer que los traficantes tenían como lugares estratégicos Rurrenabaque, San Borja, Santa Rosa y Reyes en Beni, y los aeropuertos de Santa Cruz y La Paz como puertas de salida hacia China.
El sistema se empezó a conocer a través de avisos pegados en paredes y postes de poblaciones cercanas a reservas naturales de la Amazonía, y anuncios de compra de colmillos de tigre en buenas condiciones y a buen precio. Tal como se había denunciado en una nota publicada por Cabildeo el pasado año.
Un oficial de la Policía Forestal de Trinidad cuenta que a través de Facebook dieron con un cazador que quería vender los colmillos de un jaguar que él mismo había matado. Lo citaron en Trinidad y cuando llegó se le incautó todo lo que traía: la cabeza con los dientes completos y también el cuero. Era boliviano. Esto sucedió a comienzos del 2017.
Una de las formas más frecuentes para enviar los colmillos y otras piezas de jaguares fuera de Bolivia es a través de paquetes que se mandan por la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol).
El aporte del jaguar al ecosistema
El Jaguar es el depredador de mayor talla en el Neotrópico y desempeña un papel ecológico fundamental, pues afecta las densidades poblacionales de sus presas y es un factor limitante de éstas. La desaparición de los jaguares puede causar cambios en los ecosistemas. Eliminar a los grandes carnívoros de un ecosistema tiene un impacto en la abundancia de diversas especies, ya que su ausencia puede generar el crecimiento poblacional de las presas y de depredadores de menor tamaño; esto, a su vez, puede tener implicaciones severas en la dinámica de la comunidad y el ecosistema, que finalmente conduzcan a sistemas ecológicos simplificados y empobrecidos.
El depredador de América, el felino más grande del continente, y el tercero más grande del mundo, después del león y el tigre siberiano, vive amenazado por la caza ilegal y la destrucción de su hábitat.
/Agencias/
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