Cada 17 de julio se recuerda el golpe militar encabezado por Luis García Meza y de tanto en tanto se conforman comisiones, consejos y otras instancias para encontrar los restos del dirigente Marcelo Quiroga Santa Cruz asesinado hace 37 años, con pocos resultados. Durante el primer Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada se avanzó bastante e incluso un periódico, cuyo dueño estuvo vinculado al principal sospechoso de su desaparición, entregó los libros de las intervenciones en el legislativo del dirigente socialista, pero sus restos siguen desaparecidos.
Su nombre sigue retumbando en las instancias de poder, pese a que desapareció hace 37 años, incluso en esta gestión gubernamental la Ley de Lucha Contra la Corrupción lleva su nombre, pero el destino de sus restos siguen siendo un misterio.
Todo apunta a Hugo Banzer Suárez y su esposa, pues se asegura que su equipo de seguridad fue exclusivamente aquel 17 de julio a las instalaciones de la Central Obrera Boliviana (COB) para eliminar a quien había tenido el valor de iniciarle un juicio de responsabilidades. Después todo es confuso, se asegura que fue llevado al Estado Mayor para golpearlo e incluso hay una fotografía, quizá la última que le hicieron, con moretones.
Parecía que su cuerpo se negaba a desaparecer, pues en un confuso episodio fue trasladado al valle de la luna y después nada. Se decía que estaba en una de las casas del dictador Hugo Banzer y como si esto fuera cierto, El Deber informó que una que se encontraba en el 3er anillo y la avenida San Martín, en la zona de Equipetrol, fue demolida para la construcción de un showroom de la concesionaria de vehículos Crown.
El principal responsable del golpe militar se niega a hablar, chantajea, recibe el mejor trato y hasta cuentan que algunos militares se cuadran cuando lo ven. El MIR tenía toda la predisposición para encontrarlo, pero formaba parte del Acuerdo Patriótico que estaba integrado, además, por la ADN, partido político de Hugo Banzer Suárez, así que todas las ganas resultaban estériles.
“Marcelo vive, la luche sigue”, gritan y pese a que algunos simpatizante o miembros del partido que ayudó a formar, el PS-1, están gobernando, el cuerpo de su líder sigue desaparecido.
Hablan de procesar a los familiares del dictador que encabezó el golpe de 1980, pero pareciera que cuando se habla de encontrar los restos de Marcelo se tocan las fibras más íntimas de la política boliviana y sus lazos con los militares que formaron parte de un hecho que es condenado, pero nada más. Mientras tanto, las propiedades de quien es el principal acusado de ordenar su muerte sufren cambios que hacen temer que nunca encontrarán los restos del líder socialista.
Foto:Consulado de Bolivia en Rosario
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