Por: Zulema Alanes B.
La muerte de Felipe Quispe Huanca, “El Mallku”, causó conmoción por el gran vacío que dejó en las filas del indigenismo. Las primeras noticias sobre su deceso, la tarde de este 19 de enero, daban cuenta que murió por coronavirus pero, al caer la noche, su familia informó a través de un comunicado que un paro cardiaco puso fin a la vida del emblemático dirigente aymara.
Las redes sociales se inundaron con mensajes de condolencia y las frases célebres de El Mallku fueron reproducidas profusamente. “Para que mi hija no sea su empleada”, una de las frases con las que, en 1992, justificó su proyecto de lucha armada a la cabeza del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK) ante una pregunta de la periodista Amalia Pando, fue destacada como esencia del discurso radical del líder indígena que muchas veces dijo que no se sentía boliviano y prometió la restitución del Kollasuyo.
Nació un 22 de agosto de 1942 en la comunidad aymara de Chilijaya, cantón de Ajllata Grande, en el municipio paceño de Achacachi, capital de la provincia Omasuyos. En ese territorio, que después de la Revolución del ’52 fue el escenario de la organización de los primeros sindicatos campesinos y centro de las insurgencias indígenas, forjó su liderato y caminó tras las huellas de Tupaj Katari. La muerte lo sorprendió a sus 78 años.
Quispe es el segundo candidato a la Gobernación de La Paz que fallece en plena campaña electoral. El 16 de enero el candidato de Comunidad Ciudadana, Samuel Sea, murió víctima del Covid-19.
Van a nacer más Mallkus
«Como él ha dicho: ‘si yo muero alguna vez van a nacer más Mallkus’. En ese pensamiento estamos nosotros”, dijo su hijo Santos Quispe y prometió que continuará difundiendo su legado especialmente entre las generaciones jóvenes.
En declaraciones a la red Erbol, anunció que, como segundo al mando, cumplirá el deseo de su padre de potenciar el instrumento político APU (Agrupación Pueblo Unido) que encarna el ideario indigenista y liberador que difundió “El Mallku”.
Santos Quispe aseguró que uno de los méritos de su padre fue que “Ha hecho despertar a la gente” y anunció que “Vamos a seguir luchando, eso no se queda aquí, vamos a seguir concientizando, ideologizando a todos los hermanos. Eso no se muere. Vamos a continuar, uno no muere va a haber hartas gentes va a haber toda la juventud”.
Anunció que “Vamos a continuar con el partido, no lo vamos a dejar así. Vamos a participar en las gobernaciones”.
Conmovido hasta las lágrimas, contó que su padre lo visitó este martes en su casa del campo donde falleció de manera intempestiva. Negó que hubiera contraído Covid-19 y atribuyó el trágico desenlace a complicaciones por un cuadro de poliglobulia que lo aquejaba desde hace mucho y que lo hacía propenso a problemas respiratorios y cardiológicos.
Se informó que Felipe Quispe, “El Mallku”, es velado por su familia en la ciudad de El Alto y se anunció que este miércoles se organizará un velatorio público, para que la militancia de la Agrupación Jallalla que lo postulaba a la Gobernación de La Paz le rinda el último tributo.
Un espíritu indomable
Felipe Quispe, “El Mallku”, se destacó en múltiples facetas. Fue indigenista, dirigente campesino, político, historiador, escritor, catedrático universitario. Pero, sobre todo, fue un irreverente, de un espíritu indomable.
A sus 23 años aproximadamente ingresa a la vida sindical. Como secretario general de Ajllata Grande participa en uno de los congresos campesinos de Potosí en 1965. En los años 70 participa en la fundación del Movimiento Indio Tupaj Katari (MITKA) junto a Constantino Limas, Julio Tumiri, Luciano Tapia y otros. En la dictadura de Hugo Banzer Suarez pasa escondido como zafrero en Santa Cruz de la Sierra. En 1979 es parte de la fundación de Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) junto a Genaro Flores. Quispe siempre mantuvo vínculos con la estructura de organización social indígena.
Siempre se definió como indianista-katarista inspirado en el ideólogo del indianismo Fausto Reinaga. Al retornar del exilio, en 1983, fue elegido dirigente de la Federación de Campesinos de La Paz, y un año más tarde fundó el movimiento Ayllus Rojos en estrecho vínculo con el grupo de izquierda Ofensiva Roja, y que se constituyó en el brazo político y operativo del movimiento indigenista que postulaba la lucha por la descolonización, que se esmeró por consolidar a lo largo de todo el altiplano junto a la emblemática dirigente campesina Sabina Choquetijlla. Producto de ello, en 1990, eligió otra estrategia de lucha y encabezó el EGTK (Ejército Guerrillero Túpac Katari), que dos años más tarde fue desmantelado. Estuvo cinco años en la cárcel de San Pedro acusado por alzamiento armado. Cuando fue liberado, se reintegró a las lides sindicales y fue electo Secretario Ejecutivo de la CSUTCB Tupac Katari y proyecta su liderato encabezando los levantamientos de abril y septiembre-octubre 2000, junio-julio 2001 y septiembre-octubre de 2003.
Sobre este cúmulo de capital simbólico y social fundó en Peñas, junto a otros líderes regionales y locales, el Movimiento Indigena Pachakuti (MIP) en un acto de multitudes. Es electo diputado pero renuncia con el argumento de que el parlamento no es el lugar del pueblo indígena.
En septiembre-octubre 2003 Quispe fue el actor central del derrocamiento del gobierno de Gonzalo Sanchez de Lozada. Años después se lamentó de haber sido el artífice de la llegada de Evo Morales al poder, a quien combatió de manera sistemática.
Mallku tuvo un perfil bajo durante los 14 años de gobierno del MAS, pero fue clave en el resistencia al gobierno de Añez y se sumó a las movilizaciones para imponer la fecha de las elecciones. Se reencontró con David Choquehuanca y recorrió todo el altiplano para hacer campaña por su hermano, contribuyendo al triunfo del MAS en las elecciones de octubre 2020.
Fue en realidad un reencuentro transitorio. A pocos meses del triunfo de Arce-Choquehuanca, el indomable “Mallku” se desmarcó y postuló su candidatura a la gobernación de La Paz, en acuerdo con Eva Copa, como candidata a la Alcaldía de El Alto, la mujer que representa a los lideratos emergentes que Evo Morales despreció.
Escribió los libros “Túpac Katari vuelve y vive carajo”, “El indio en escena” y dejó la obra inédita “Mi captura”. Fue también un aficionado del fútbol, fundó y dirigió el equipo “Pachacuti”.
Indio Alzado, dice de Felipe Quispe el periodista Arturo Choque y asegura que fue un imprescindible y con “su declaratoria de guerra al Estado K’ara, hasta el último día de su vida fue un hombre que se consagró a la revolución”. Y añade: “¿Era realmente el Mallku ese radical impenitente a quien muchos cuestionan su intolerancia?” Una vez se lo pregunté, su respuesta me hizo comprender la virulencia de sus declaraciones: “Lo que pasa es que los k’aras nos han enseñado sus mañas a la hora de negociar: pides 10 para que te prometan 5 y te den 2. Entonces, yo reclamo la reconstitución del Kollasuyo para que al menos respeten nuestra identidad”.
En los obituarios que le dedican en las redes sociales, recuerdan a Felipe Quispe, “El Mallku”, como el líder que inauguró el milenio con el cerco que obligó a mirar hacia adentro, que puso a flor de piel el prejuicio y la discriminación. Y alguien pide: “Que la tierra no te deje descansar hasta que nos curemos del racismo”.
“Jallala Jiliri” “El Mallku ya vuela alto”, afirman.
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