Hablar de educación sexual en Bolivia es, todavía, una tarea pendiente. No por falta de iniciativas, sino por los múltiples obstáculos que persisten y ponen en riesgo la salud y el bienestar de millones de mujeres. A pesar de los avances en otros países de la región, la educación sexual integral continúa siendo un tema tabú en muchas comunidades bolivianas, especialmente rurales y periurbanas, donde los roles tradicionales de género, creencias o mitos limitan el acceso a información confiable.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), menos del 50% de las mujeres bolivianas entre 15 y 49 años utiliza métodos anticonceptivos. En comparación con Brasil (63%), Perú (56%) o Colombia (57%), Bolivia presenta una de las tasas más bajas de América Latina. Esta realidad tiene consecuencias directas: embarazos no deseados, altas tasas de mortalidad materna, prevalencia de enfermedades de transmisión sexual y una vida marcada por la vulnerabilidad.
La situación se agrava con los bajos niveles de conocimiento sobre temas clave. Solo el 44% de las mujeres afirma conocer qué es el VIH/SIDA, según el mismo informe del UNFPA. Y la alarma no es menor: en 2024, 158 mujeres embarazadas contrajeron la enfermedad en el país, de acuerdo al Ministerio de Salud y Deportes de Bolivia. La falta de información no es casual. Responde a un contexto en el que hablar de sexualidad sigue siendo percibido como una amenaza al orden moral, más que como un derecho fundamental.
Este vacío de conocimiento se reproduce tanto en los hogares como en las aulas. Los programas escolares muchas veces eluden la educación sexual integral o la abordan de forma limitada, lo que perpetúa mitos, prejuicios y silencios. En este marco, la autonomía reproductiva queda relegada, y con ella, la posibilidad de que las mujeres tomen decisiones informadas sobre sus cuerpos y sus vidas.
Educación, confianza y acceso para romper barreras culturales
Frente a esta realidad, organizaciones como Pro Mujer cumplen un rol transformador. Con más de 35 años de experiencia promoviendo la igualdad de género en América Latina, la organización apuesta por la educación y el acceso a la salud como herramientas de cambio. A través de promotoras comunitarias, consultas virtuales y hasta chatbots informativos, llevando recursos vitales a donde más se necesitan.
En Bolivia, más de 200 promotoras voluntarias se encargan de brindar acompañamiento y orientación en salud sexual y reproductiva, fortaleciendo la confianza de las mujeres y su capacidad de decisión. Además, con un equipo de 54 profesionales de la salud y alianzas estratégicas, la organización logra ampliar su impacto.
Recientemente, implementó el proyecto de salud sexual reproductiva para facilitar el acceso a métodos anticonceptivos seguros y confiables a más de 1.000 mujeres en el país, informando y sensibilizando a más de 3.000 personas sobre la importancia de los derechos sexuales y reproductivos.
“Hablar de salud sexual y reproductiva es hablar de derechos. En Bolivia, todavía hay demasiadas mujeres que enfrentan decisiones vitales sin información ni acceso. Desde Pro Mujer trabajamos para que cada mujer, sin importar dónde viva, pueda tomar el control de su salud y de su futuro con autonomía y dignidad”, explicó Winny Vidaurre, responsable del proyecto de salud sexual y reproductiva de Pro Mujer en Bolivia.
El compromiso de Pro Mujer trasciende las fronteras del país. Su reciente alianza con la Organización Mundial de la Salud (OMS) busca mejorar las condiciones sanitarias de las mujeres en toda América Latina y el Caribe. Y en enero de 2025, la firma de un memorando de entendimiento con ONU Mujeres reafirmó su misión de empoderar a las mujeres en todos los ámbitos: desde el acceso a la salud hasta la inclusión financiera y la erradicación de la violencia de género.
La educación sexual no solo salva vidas. También abre caminos de libertad. Por eso, garantizarla no puede ser una opción, sino una prioridad. En Bolivia, aún queda un largo camino por recorrer, pero las iniciativas que combinan innovación, empatía y enfoque de género demuestran que un futuro más justo es posible. Solo hace falta voluntad para hablar de lo que importa. Y actuar en consecuencia.
Las personas interesadas en este nuevo proyecto pueden escribir al 62594273 o llamar a la línea gratuita 800 10 3700.
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