La Paz, 9 de julio de 2021. El jueves 8 de julio, en la Sala de Cristal del Museo Nacional de Arte (MNA), se inauguró una muestra contemporánea conmovedora: «No estoy loca, soy un cyborg», una mirada y relectura de Serena Vargas ante su experiencia con violencias de todo tipo que ella vivió desde niña.
Esta obra plantea -en formato de instalación y video- una revisión a los cánones silentes que someten a la mujer en muchos ámbitos. La artista cochabambina de 31 años manifiesta que su obra refleja lo que dejó en su memoria la experiencia vivida con violencia sexual, sicológica y obstétrica.
En la inauguración, Serena también desplegó una performance en la que -elevada de una estructura metálica- comenzó a “desplumarse”: lanzaba plumas que tomaba de un saquillo blanco mientras ella se mantenía en la altura.
Primero, eran plumas níveas, luego, plumas negras. Paulatinamente, a la par que las plumas eran cada vez más oscuras, ella descendía gracias a los arneses, si acaso esa es la representación de la secuela oscura que deja el vivir agresiones.
La obra tiene además un video en el cual se ve cocinando a la artista, manipulando enseres de cocina que fueron intervenidos con clavos y cuchillos. También hay otro video en el que va añadiendo marcas, como cortes, a su desnudez.
El viernes, la exposición contó con una mediación, visita guiada hecha por la misma artista para interactuar con el público, para dialogar y debatir sobre su propuesta artística, que tanto revuelo causó en redes sociales.
En definitiva, una propuesta honesta pero también controversial, en cuanto a la frontal narración estética que plantea sobre su experiencia violenta. La obra estará instalada hasta el 5 de agosto.
Fuente: MNA
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