El joven escritor paceño Gabriel Mamani Magne ganó por primera vez el Concurso Municipal de Literatura Franz Tamayo, en la categoría cuento, con la obra titulada “Por ahora soy el invierno”. Luego de presentarse en otras tres ocasiones al certamen convocado por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz —a través de la Secretaría Municipal de Culturas— y la Editorial 3.600, el autor de 29 años consideró al veredicto del jurado como un premio al esfuerzo.
En su XLV versión, el concurso también tiene como ganador a Edgar Soliz Guzman, quien obtuvo el segundo lugar por la obra “Un Jacinto solitario”.
Los escritores recibirán un incentivo de Bs 15.000 y Bs 5.000, respectivamente. Además, sus obras se incluirán en antologías de cuentos y poesía, a ser publicadas por la Editorial 3600.
Mamani Magne, quien estudió la carrera de Derecho, cursó una maestría en Literatura Comparada en Brasil entre 2016 y este año. En 2012 ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil con la obra “Tan cerca de la luna” y actualmente escribe crónicas para el periódico Página Siete. Después de saberse ganador del primer lugar del certamen, el escritor dio detalles de “Por ahora soy el invierno”.
¿Por qué el título de su obra?, ¿De qué trata?
Son dos historias paralelas que transcurren en el cuento. Una tiene que ver con un incendio forestal que se produce en montañas, en una ciudad que no tiene nombre. La persona que provoca el incendio, la protagonista, cuenta cómo la relación con su pareja va decayendo. Entonces quería hacer del incendio la metáfora de una relación que se transforma y está acabando. Me interesaba mucho conjugar un drama social como es el incendio de un bosque con el drama individual, con algo tan común como una relación de pareja.
El título de “Por ahora soy el invierno” era porque en alguna parte del cuento hablo de cómo la pasión se va apagando como el fuego y en algún momento, si piensas en nieve te asocia al invierno. Quise hacer una referencia al ímpetu que tenemos los seres humanos de querer salvar nuestra relación, nuestra vida. Hay una necesidad de aferrarnos a algo, aunque nada es eterno.
¿La obra toma, quizás, experiencias propias o de su entorno?
No es nada que me pasó, pero la referencia más real que puedo tener es la del incendio de hace un año en Tarija. Vi una imagen poderosa de la serranía incendiándose y el fuego formaba una boca en la oscuridad. Obviamente en el cuento no hablo de un lugar específico, pero ese fue el disparador. A partir de ahí combiné otros elementos que me interesaban. Quería unir algo que le afecta a todo el mundo con algo que le afecta a una sola persona.
¿Cómo fue el proceso creativo de la obra?
Esto es interesante, porque la empecé a escribir en octubre del año pasado cuando vivía en Río de Janeiro, Brasil, mientras hacía mi tesis y ya había pensado en este cuento hace mucho tiempo. Estaba muy ocupado y lo escribía de a poco. Seguí escribiéndolo hasta mayo de este año cuando volví a La Paz. Luego me fui a Perú a trabajar por dos semanas y la escribí también en Arequipa. Entonces fue escrita en tres ciudades diferentes.
¿Tiene otras aficiones?
Me interesan muchas cosas, pero a nivel profesional mi pasión es narrar. Me gustan las crónicas, cuentos y novelas. En algún momento hice guiones de cómics. También me gusta mucho el futbol y el ciclismo.
Es la primera vez que gana este concurso. ¿Se presentó al certamen anteriormente?
Es la cuarta vez, postulé en 2009, cuando era un estudiante que no sabía nada de literatura y obviamente perdí. Luego postulé dos veces más y obtuve menciones de honor. Esta es la cuarta vez y por fortuna se dio.
¿Cómo se siente al haber ganado este premio, que es uno de los más prestigiosos del país?
El premio Franz Tamayo está en el radar de todos los escritores bolivianos. Uno piensa en literatura paceña y de algún modo el Franz Tamayo es una referencia. Entre amigos siempre comentábamos que es un concurso que nos gustaría ganar. Más que feliz, me siento satisfecho. He puesto mucho para escribir este cuento y he dejado muchas cosas de lado.
Recuerdo que no sabía si escribir primero mi tesis de maestría o el cuento. Esta obra me ha acompañado durante el último año, que parece poco, pero ha sido mi prioridad.
Ahora, ganar un premio no es garantía de que la obra es buena, ya que juega la subjetividad del jurado. Entonces, más que una garantía de calidad hay que interpretarlo como un espaldarazo por el esfuerzo realizado.
Menciones
La versión 2018 del certamen recibió 105 cuentos inéditos. El jurado calificador estuvo conformado por personalidades del medio literario como Manuel Vargas, Willy Camacho, Lourdes Reynaga, y el ganador del Concurso Franz Tamayo 2017, Rodrigo Urquiola.
Recibieron menciones de honor, las obras: “Parasailing”, de Alejandro Suárez Castro; “La raíz de la inteligencia”, de Inti Boris Villasante Choqueconza; “La chola lisa”, de Edgar Arandia Quiroga; “Ninfa”, de Claudia Andrea Michel Flores; “Perfecto par”, de Nelson Kinn Monje; “Rojo”, de Vladimir Roger Torrez Monasterios; “Todos odiamos a Fred”, de Oscar Fernando Martínez Torrez; “Almamuerta”, de Daniel Mauricio Illanes Velasco; “El sacerdote, la cautiva y los espejos”, de Humberto Párraga Chirveches; y “La huida de Ofelia”, de Adriana Lea Plaza Dorado.
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