Es un invernadero de 17 metros de largo por 5 a 6 metros de ancho, de ladrillo, cemento, alto y con techo de policarbonato un material especial que mantiene el ambiente del lugar como si uno estuviera en Cochabamba, es decir a más de 25 grados centígrados, es la magia de la naturaleza que es aprovechada por la misma escuela Ayacucho.
Adentro, los profesores y estudiantes de primero, segundo y tercero de secundaria sembraron repollo, tomate, lechuga, betarraga, zanahoria, cebolla y otros productos más. Además, plantaron locoto, uva, frutilla en pocas cantidades.
Asimismo, hay flores ornamentales como las rosas.
Los estudiantes aprendieron a articular o combinar las matemáticas, las ciencias naturales, el inglés, el lenguaje en la siembra y cosecha de los productos. Desde febrero a la fecha desarrollaron todo su ingenio y creatividad para querer mucho la actividad de la producción, a los productos, el abonado de la tierra, el regado del suelo sembrado, el plantado de las semillas y el aprovechamiento de los productos.
También aprendieron a cosechar, a la venta del producto y a prepararlo. La idea, según la profesora Magaly Escaray de Peredo, maestra de ciencias naturales y matemáticas del colegio Ayacucho, es que estos jóvenes desarrollen estas capacidades y hagan lo mismo en sus casas, con esto se ayuden ellos mismos a mejorar su alimentación.
Algunos productos ya fueron cosechados en más de dos oportunidades.
Para construir el invernadero convencieron a la sub alcaldia para que construya ese edificio, comprometieron a los papás con este proyecto, lo mismo que algunos profesionales entendidos en agricultura.
Los profesores de matemáticas, ciencias naturales, inglés y otras áreas del conocimiento coordinaron la enseñanza y volcaron el aprendizaje en el invernadero. Prácticamente ESTE INVERNADERO SE CONVIRTIÓ EN UNA HERRAMIENTA DE TRABAJO, UNA HERRAMIENTA EDUCATIVA.
Y este es el proyecto socio productivo comunitario del colegio Ayacucho para este 2017.
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