El idioma de los partidos de fútbol está lleno de frases, metáforas y clichés que reflejan la vida moderna: un entrenador que estaciona el autobús, un mediocampista que lanza cohetes, un delantero que hace una bicicleta y anota. Pero a 3352 metros de altura, en los Andes peruanos, el vocabulario cambia. Ahí es donde Luis Soto, quien conduce un programa deportivo a diario en Radio Inti Raymi, está narrando en quechua, su lengua nativa, la primera aparición de Perú en la Copa del Mundo desde 1982.
Soto narra las acciones que suceden en el campo de juego con referencias que resultan más cercanas a su hogar en Cusco, Perú. Cuando un mediocampista controla el balón y neutraliza ataques está sachando la tierra. Cuando un jugador patea el balón con fuerza, comió mucha quinua. Y cuando Edison Flores, una de las grandes estrellas de Perú, anotó un gol contra Ecuador que ayudó a que el equipo clasificara a la Copa del Mundo en Rusia, Soto dijo que el jugador construyó carreteras donde solo había unos senderos estrechos.
Antes de eso, el narrador tuvo que solucionar un problema básico: encontrar una palabra para decir balón. El quechua fue creado por los antiguos incas y la única palabra para balón que, según él, se usaba en Cusco, se refería más bien a una esfera hecha de piezas de piel de cuello de llama y que se usa en las ceremonias religiosas.
“No existía el término, entonces lo adaptamos”, comentó.
Después de consultar con los jugadores locales, Soto decidió utilizar qara q’ompo, que significa bola de cuero, o esfera. Es uno de los casi 500 términos y frases que ha reunido a lo largo de la última década en lo que quizá sea el único diccionario quechua de fútbol en el mundo. El narrador lo comparte sin costo con cualquiera que esté interesado.
El quechua es una tradición oral que se escribe en transliteración en español y varía en distintas partes del país y el continente. Soto, como la mayoría de los hablantes de quechua, aprendió el idioma en casa, no en el contexto de una formación académica. Su diccionario de fútbol refleja solo su experiencia e interpretación regional. Los expertos de la lengua de otras partes de Perú, por ejemplo, dicen que las palabras ruyruku y haytana también se han utilizado para referirse a un balón.
Con el fin de prepararse para la Copa del Mundo, Soto, de 44 años, pasó meses practicando con videos de partidos para perfeccionar su velocidad y tono, sabiendo que sus radioescuchas —cientos de miles de ellos— están viviendo por primera vez en su lengua nativa el importante momento deportivo de Perú.
Soto estuvo en el estudio de la radio en Cusco con sus colegas Saturnino Pulla y Percy Chile el sábado, cuando Perú debutó en el Mundial con un partido en el que cayeron 1-0 ante Dinamarca. Le dijo a su audiencia que la derrota se sentía como un vacío en las nubes.

Sin embargo, casi de inmediato comenzó a mirar hacia adelante, al segundo partido de Perú en contra de Francia, cuando quizá pueda gritar su primer “Gooooool”, que se dice igual en quechua y en español.
Soto celebra el quechua mientras Perú toma medidas para revitalizar esta lengua históricamente marginada e intenta lidiar con el racismo en contra de los pueblos indígenas, que conforman cerca de una quinta parte de la población del país.
En 2016 salió al aire el primer noticiero diario totalmente en quechua en la televisión pública, y el gobierno reclutó a dos jugadores del equipo peruano que está en la Copa del Mundo, Flores y Renato Tapia, para que divulgaran un mensaje de tolerancia en una campaña publicitaria nacional.
Durante los partidos de repechaje intercontinental contra Nueva Zelanda el año pasado, cuando Perú consiguió clasificar a la Copa del Mundo, el Ministerio de Cultura estrenó anuncios televisivos y publicaciones en las redes sociales en las que Flores y Tapia declaraban: “Soy afroperuano, indígena, mestizo. ¡Peruano como tú!”.
Flores dijo que quería participar porque la discriminación sigue siendo un problema serio en Perú, dentro y fuera del campo. En los últimos cinco años, se han registrado por lo menos diez incidentes racistas en la liga de fútbol peruana, en los que los fanáticos les gritaron epítetos despectivos a los jugadores durante los partidos, según reportes de los medios.
“En el Perú se da más la discriminación por la clase, se le ponen muchos apelativos a la gente, muchas veces, por el clasismo que se da contra los indígenas”, dijo Flores en una entrevista telefónica. “Las clases altas creen que pueden decir y hacer lo que quieran, pero eso debe acabar”.
La pobreza acecha a las comunidades indígenas en Perú, un país de 32 millones de habitantes donde la desnutrición infantil y los índices de analfabetismo son más altos entre los hablantes de quechua, de acuerdo con el Banco Mundial.
Soto dijo que su esfuerzo es parte de una lucha en contra de la vergüenza y la intolerancia que ha provocado que algunos padres dejen de enseñarles la lengua a sus hijos. El censo de 2007, el más reciente que está disponible, reveló que el quechua es la lengua materna de 3,4 millones de personas, cerca del once por ciento de la población. El Ministerio de Cultura ha dicho que es probable que cuando se publiquen los resultados del censo de 2017 se evidencie que ha disminuido el porcentaje de la población peruana que habla quechua.
“La globalización ha generado una especie de miedo, de odio, al idioma quechua”, comentó. “Los jóvenes, que empezaron a emigrar a la ciudad, eran marginados por hablar quechua o por la misma vestimenta o por algunas iconografías de la vestimenta. El progreso hizo que la gente le fuera perdiendo amor y pasión a su idioma original”.
Cuando Soto comenzó las transmisiones hace quince años, fue un pionero. A veces los programas de televisión invitaban a hablantes de quechua, contó, generalmente solo para decir unas cuantas palabras a manera de presentación de un segmento de música folclórica o algún festival.
En ese entonces, Soto leía las noticias en la radio. Cuando el equipo local de Cusco, el Cienciano, venció al River Plate de Argentina y ganó la Copa Sudamericana en 2003, se preguntó por la posibilidad de transmitir partidos de fútbol en quechua.

Soto, que transmitió su primer partido de la selección nacional en 2004, compiló su glosario de términos de fútbol principalmente preguntándoles a los lugareños cómo describían lo que estaban haciendo. Después practicó con la pronunciación y la incorporación de esas palabras en el ritmo veloz de los partidos.
El desafío más complicado, dijo, ha sido interpretar lo que ve en el campo y conectarlo con la cultura andina, para que su audiencia pueda identificarse con la emoción que intenta transmitir.
“Nuestra cosmovisión andina siempre ha estado vinculada a las montañas, a los ríos, al canto de las aves, a las flores, los animales, entonces lo que nosotros hacemos en la transmisión en quechua es que le damos ese ingrediente especial a la gente que nos escucha”, comentó Soto.
Cuando el balón se eleva mucho más allá de la meta o un jugador la lanza a las gradas, Soto dice que la pelota está en hanaq pacha, o el mundo de allá arriba, una de las tres dimensiones del universo según la mitología inca.

Cuando el equipo se desempeña bien, Soto habla de tareas colectivas tradicionales realizadas en las comunidades indígenas, como poner el techo en la casa nueva de un vecino.
Pero revivir el quechua no ha sido fácil.
“Cuando empezamos hace quince años la gente se burlaba de mí”, dijo Soto. “Nos decían que no íbamos a ganar dinero, porque la gente quechua no tiene dinero, que no íbamos a ganar en publicidad. Pero no lo hacemos por dinero, lo que hacemos es por reivindicar el quechua y que la gente se sienta representada”.
/The New York Times/
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