A pesar de las profundas fracturas internas que dividen al presidente Luis Arce Catacora, al expresidente Evo Morales Ayma y al propio Rodríguez, diversas voces —tanto desde la militancia como desde el análisis político— coinciden en que los tres referentes podrían terminar confluyendo en una segunda vuelta, dado su caudal electoral conjunto y la persistencia del voto duro masista.
Mientras tanto, en la acera de la oposición, el panorama sigue marcado por la fragmentación y la falta de autocrítica. Figuras tradicionales como Jorge Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, Manfred Reyes Villa, Jaime Dunn entre otros, continúan apareciendo en el tablero, pese a que en anteriores contiendas electorales no lograron consolidar una victoria. Analistas coinciden en que sus candidaturas perpetúan la dispersión del voto opositor y debilitan la posibilidad de un cambio estructural.
«Los mismos de siempre vuelven a candidatear, sin asumir que su tiempo político ya pasó. Si realmente les interesa el país, deberían dar un paso al costado y apostar por nuevos liderazgos», sostuvieron en las redes sociales, reflejando un sentimiento compartido de varios sectores y ciudadanos en sus comentarios.
Varias columnas se publicaron donde advierten que, sin una estrategia unitaria, la oposición podría repetir el mismo error de elecciones pasadas: llegar dividida frente a un bloque oficialista que, aunque con diferencias internas, sigue siendo hegemónico en zonas rurales y sectores populares.
El anuncio de Andrónico en Oruro —departamento simbólico para el MAS— reaviva el debate sobre el futuro de esta sigla y su capacidad de renovación. Sin embargo, el hecho de que no tenga aún un partido registrado ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) plantea desafíos organizativos que podrían limitar su proyección nacional si no se consolidan alianzas en el corto plazo.
El país se encamina hacia una elección polarizada, donde las figuras del Movimiento Al Socialismo (MAS) podrían reencontrarse estratégicamente, mientras que la derecha, atrapada en liderazgos repetidos, arriesga otra derrota por falta de visión colectiva. Bolivia necesita no solo nuevos rostros, sino también un proyecto común que anteponga el interés nacional sobre las ambiciones personales.
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