La Cámara Nacional de Industrias (CNI) ha puesto sobre la mesa una propuesta que podría cambiar el panorama del transporte aéreo en Bolivia: una política de Cielos Abiertos que permita la entrada de nuevas aerolíneas y elimine trabas burocráticas en el sector.
El pedido no es gratuito. BoA, la aerolínea estatal, sigue siendo el blanco de críticas por constantes retrasos, incidentes y tarifas que no reflejan la calidad del servicio. La CNI estima que Bolivia podría captar hasta 4.000 millones de dólares al año en turismo si el país lograra una mayor conectividad aérea.
Para ello, propuso fortalecer los 48 aeropuertos del país, desarrollar el Hub de Viru Viru y eliminar restricciones tarifarias que limitan la competencia. En otras palabras, abrir el mercado para que volar en Bolivia deje de ser un lujo y se convierta en una opción accesible y eficiente.
Además, la CNI sugirió una actualización integral del sector: redefinir la Ley del Turismo, modernizar terminales aéreas y terrestres y mejorar la infraestructura aeroportuaria. Medidas que suenan bien en el papel, pero que requieren voluntad política y ejecución efectiva, algo que, hasta ahora, parece estar en lista de espera.
Mientras tanto, los pasajeros bolivianos siguen atrapados entre tarifas altas, pocas opciones y la incertidumbre de si su vuelo saldrá a tiempo o si, una vez más, quedarán varados sin más explicaciones que un “gracias por su paciencia” en los altavoces del aeropuerto.
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