Felizmente, Luzmila faltaba a clases. Su madre la mandaba, pero ella se quedaba en el camino, con las ovejeras. A una fría aula, prefería correr por las montañas, cantar como las pastoras y tratar de volar como lo hacían los pájaros. Le gustaban más las lecciones de vida que le daba su progenitora, quien le enseñaba a acariciar las plantas, a valorar a los animales, a venerar a la Pachamama…, a amar a la naturaleza, pues. Felizmente, nació en Qala Qala, una comunidad rural de la provincia Bustillo que no alcanza a ser siquiera un punto en el más detallado de…
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