Por: GusTavo Calle
Felipe Quispe, fue el político e intelectual aymara, cumplió con su pueblo. La historia hoy no se entiende sin sus andanzas y sus andanzas son hoy Historia.
En economía política se dice que son las fuerzas productivas el motor del desarrollo histórico-económico. El núcleo de la creación de la riqueza. Pues en sociedades atravesadas por procesos coloniales, esas fuerzas primero deben liberarse del escollo ideológico que las reprimen.
Justamente ahí operó El Mallku. Su irreverencia, frente al orden heredado por la colonia, liberó las estructuras mentales de las fuerzas productivas «indias» de los esquemas que las determinaban.
Por eso hoy la dinámica social en el mundo «indio», y en definitiva la movilidad social, es efecto, entre otros factores, del atrevimiento de Quispe.
La acción política de El Mallku se hizo símbolo y referente. Así, cada discurso y cada provocación pública tuvo un efecto dominó. «Vamos a hablar de presidente a presidente», «no quiero que mi hija sea tu empleada», «yo no voy a arrodillarme frente a mis opresores», «hay que estudiar, prepararse y superar a los q’aras», «nunca agaches la cabeza”. En fin, no te hagas menos frente al orden colonial y menos te resignes, fue la fórmula que aplicó el Mallku y que terminó desplegando las capacidades de todo un pueblo.
El Mallku experimento todas las etapas posibles de una lucha de liberación: la guerrilla, e
El sindicato, la dirigencia, el partido político y, la más valiosa en mi criterio, la lucha intelectual e ideológica que operó en el activismo y en las aulas universitarias.
Sostengo que esta es la más valiosa pues con ella incidió realmente en la alteración del orden colonial: la liberación de las fuerzas productivas de la Bolivia profunda.
Hoy el éxito de los Mamanis, los Churatas, los Quispe, los Condori, los Colque, etc., son el resultado, en parte, de la irreverencia del Felipe. Por eso no es casualidad que las fuerzas productivas que innovan en tecnología y arquitectura, principalmente, tengan su epicentro en Los Andes, en el espacio donde el Mallku gestó su lucha.
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