España es la campeona de la Eurocopa 2024. La justa campeona, para ser más exactos. Huyendo de fanatismos, ha sido el equipo que, desde el inicio, más propuso, más divirtió, más vertical fue, más dominó y, para colmo, reflejó todo eso en los marcadores. La final ante Inglaterra confirmó lo que se intuía y ‘la Roja’ superó a un rival del que se esperaba más en cuanto a imagen en todo el torneo para hacerse con el cetro.
Es la 4ª Eurocopa que levanta la Selección en su historia, un título con el que desempata con Alemania para convertirse en el país más laureado en solitario. Los germanos se quedan con 3, mientras que 2 trofeos tienen Francia e Italia en sus vitrinas. El resto de los campeones fueron Grecia, Dinamarca, Países Bajos, Portugal, República Checa (Checoslovaquia) y Rusia (URSS), todos ellos con una única conquista.
Esta alegría es la primera que se vive en el combinado nacional desde la triple corona con la que resurgió tras años de decepciones. En 2012, se acabó una época dorada que dio la 2ª y 3ª Eurocopas (2008 y 2012 tras la de 1964) y el Mundial de Sudáfrica, el primero y único, de momento. Después de tocar el cielo, llego una caída con fracasos en los Mundiales de Brasil, Rusia y Catar, así como en la Euro 2016. Solo se salvó, entre medias, la de 2020 (se jugó en 2021 por la pandemia), donde, con Luis Enrique al mando, se llegó a semifinales.
Del camino de rosas a las primeras espinas
El camino de España ha sido muy convincente tanto en los resultados como en la imagen. Y eso que llegaba a Alemania con sensaciones contrarias. O al menos, esa era la temperatura media de la afición y del país. Parecía existir un sentimiento generalizado de que esta generación era más de futuro que de presente y de que, en un equipo sin grandes estrellas a nivel mundial, posiblemente fuese un buen desempeño llegar hasta los cuartos de final.
Pero esta impresión se derrumbó desde el principio del campeonato. La Selección tenía uno de los grupos, a priori, más fuertes de la primera fase con Croacia e Italia como grandes competidoras por la clasificación, además de la combativa Albania. Pero su dominio fue absoluto tanto en los tres partidos como, por ende, en la clasificación final. Fue la única que terminó con pleno de victorias, pero más ilusionante aún fue cómo lo consiguió.
Ante Croacia, en el debut, un equipo al que se le pedía más verticalidad y eficacia en el área contraria se fue al descanso con un rotundo 3-0 a favor. Álvaro Morata, Fabián Ruiz y Dani Carvajal hicieron los tantos y le dieron un triunfo que aún dejó dudas a los más exigentes. Es cierto que ‘la Roja’ tuvo más pegada y colmillo que excelencia en el juego, sobre todo en una segunda parte en la que los croatas bien pudieron recortar distancias. Pero a los más incrédulos les bastó el segundo partido para comprobar que de exclencia iba sobrado este grupo.
De hecho, el resultado (1-0 con autogol de Calafiori) fue lo único ajustado ante Italia. Llámenlo asedio, meneo, chorreo, baño, dominio absoluto o como quieran, pero fue rotundo. Los de Luis de la Fuente hicieron muy pequeña a la ‘Azzurra’, a la que asfixiaron a base de ataques, llegadas y ocasiones desbaratadas por un enorme Gianluigi Donnarumma. ‘La Roja’ llegó a la última jornada clasificada como primera, por lo que usó el choque ante Albania para dar descanso a los habituales y repartir minutos. Y también ganó España por la mínima con gol de Ferran Torres.
Llegaron las eliminatorias y a este equipo le llovían los elogios. Con las Inglaterra, Francia, Portugal, Italia, Croacia, Bélgica y algo menos Alemania decepcionando con su juego, resultados o ambas, los de De la Fuente encandilaban a todos mientras cerraron la fase de grupos con 9 puntos de 9 posibles, 5 goles a favor y 0 en contra.
Sin embargo, alguno aún podía pensar que a España le faltaba triunfar en condiciones adversas. ¿Sabrá reponerse a un gol en contra, un mazazo o algún contratiempo en el marcador? En los cruces, se demostró que sí. Georgia, en los primeros minutos, se puso 0-1 con un autogol de Robin le Normand después de haberlo pasado realmente mal ante el inicio arrollador de los de De la Fuente. Primer varapalo… y primera reacción perfecta. ‘La Roja’ logró calmarse, resistir a algún contragolpe peligroso y empatar antes del descanso por medio de Rodri. Y en la segunda parte, acabó barriendo con un 4-1 gracias a los tantos de Fabián Ruiz, Nico Williams y Dani Olmo.
La Selección seguía maravillando, pero nunca llueve a gusto de todos. «Claro, es que Georgia…» podían argumentar los más escépticos, una pega que perdió todo el sentido con las victorias ante Alemania, Francia e Inglaterra. La anfitriona, rival en cuartos de final, era, tras España, la que más había convencido de las grandes, además de la ventaja que conlleva jugar en casa. Sin embargo, la escuadra rojiblanca volvió a triunfar y, de nuevo, con un guion no siempre favorable. Todo pintaba muy bien con el gol de Olmo en la segunda parte, pero Wirtz, en el minuto 89, forzó la prórroga. Lejos de hundirse, el equipo español evitó los penaltis con el tanto agónico de Mikel Merino en el 119′.
Con Francia, de nuevo piedras en el camino. Con solo 8 minutos del primer tiempo disputados, Kolo Muani, a pase de Kylian Mbappé, marcó el 0-1 para establecer el escenario preferido para los de Didier Deschamps, mucho mejores defensores que atacantes en esta Eurocopa. Pero España volvió a sobreponerse a los acontecimientos: un golazo de Lamine Yamal en el minuto 21 y otro de Dani Olmo en el 25′ le dieron la vuelta a un restulado que ya no se movería. Desde entonces, apenas sufrieron los de De la Fuente pese al enorme premio que esperaba tras el pitido final: el billete a la final. Y qué decir cómo llegó el título en ese partido decisivo ante Inglaterra, con un gol de Oyarzabal en el minuto 86.
Nico-Lamine y los inesperados Fabián y Cucurella
Hemos nombrado a varios futbolistas en el repaso anterior que merecen un epígrafe aparte. Aún tenían 21 y 16 años Nico Williams y Lamine Yamal, respectivamente, cuando fueron las grandes figuras del cambio de juego que se venía pidiendo a gritos en España. Por fin tuvo su momento una verticalidad perfectamente ejecutada por dos puñales en banda que, por calidad y edad, se ganaron todos los focos del torneo.
Han sido los nombres de la Eurocopa. Y de hecho, fabricaron ellos el primer gol de la final. Pero no han sido los únicos protagonistas del éxito de la Selección Española. Los ha habido más esperados, como un imperial Rodri o un solvente Carvajal. Eran, además, «los dos únicos jugadores en el top mundial en sus puestos», como repetían muchos, en ‘la Roja’. Pero mucho menos rendimiento prometían antes del torneo Fabián Ruiz y Marc Cucurella. De hecho, se hablaba de Mikel Merino y Alejandro Grimaldo como titulares en sus posiciones, pero el rendimiento que han dado una vez que recibieron la confianza del entrenador ha despejado cualquier duda. El centrocampista del PSG ha sido el líder de la construcción de juego, ha llegado a la frontal, ha tirado, ha marcado y ha asistido. Se ha revalorizado en solo un mes, algo que ha sido aún más abrupto en Cucurella. Su solvencia defensiva, con grandes acciones, cruces, cortes y demás maniobras claves para el éxito colectivo le han hecho ser uno de los más valorados del vestuario.
Mención especial merece el caso de Dani Olmo. El jugador del RB Leipzig, muy del gusto del seleccionador, llegó tocado a la concentración. Pedri fue el elegido para jugar por delante de Rodri y Fabián, con Olmo de jugador ‘número 12’. Sin embargo, Kroos lesionó al canario en cuartos de final y ha sido el ex del Dinamo de Zagreb el que ha hecho las veces de mediapunta. Tiene cualidades apropiadas para ello, sobre todo, un disparo de media distancia y una relación con el gol que le hicieron llegar a la final como el máximo goleador de la Selección e, igualado con Kane, Mikautadze, Musiala, Schranz y Gakpo, del torneo.
Fuente: BESOCCER
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