Los Afrobolivianos reviven el dolor de la esclavitud cuando ven bailar «El Tundiqui». Para ellos es una danza que no representa la cultura de su pueblo. Es ver mofa de blancos que se pintan con betún la piel, se ponen pelucas, y emulan lo más grotesco del sometimiento vivido durante la colonia en Bolivia.
«El Tundiqui siempre ha sido una manifestación racista y discriminadora para un pueblo que más allá de haber perdido toda conexión con sus raíces tiene que soportar la parodia de esta danza, la cual tan solo representa la humillación y el genocidio que sufrieron aquellos primeros negros traídos al cerro rico de Potosí».
Así de enfático es Alejandro Gutiérrez, quien en su blog , critica la falta de acciones públicas para hacer cumplir la resolución ministerial de 2014, que prohíbe esa danza por humillar a un pueblo reconocido entre las 36 culturas de Bolivia.
La Organización Afroboliviana Ubuntu asegura que «de forma contraria y alarmante, este baile sigue vigente, inclusive en el recién concluido Carnaval en Oruro 2017, donde fue promocionado por el Gobierno Autónomo de este departamento en una de las cápsulas audiovisuales, legitimándolo a nivel internacional y, dicho sea de paso, discriminando nuestra verdadera expresión cultural que es la saya, misma que no tuvo ninguna promoción audiovisual».
Gutiérrez se cuestiona en un largo ensayo al respecto ¿Por qué no hacer una celebración de expresiones culturales, en vez de lastimar y recordar al pueblo Afroboliviano el cómo la colonización destruyó su hogar, su identidad, su cultura, interpretadas a través del Tundiqui?
La visibilización de este pueblo se generó en la década de los 80 con la música, a través de la saya. Así logran rescatar sus raíces africanas con los sonidos de los tambores, la cuancha y su cadencioso baile. Sus aportes a la gastronomía boliviana son significativos con su sazón en la fritanga, anticuchos, el cóctel yungueño, el té de sultana, entre otras recetas. Tienen su propia cueca negra, que es un baile ceremonial que se practica en los matrimonios. También son orgullosos de la semba, o el baile de la fertilidad.
En Bolivia hay 23.330 afrobolivianos, de acuerdo a Censo de 2012. Además, son promotores de la Ley 045 de lucha contra la discriminación y racismo.
Fotos: Alejandro Gutiérrez
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